Se puede producir energía eléctrica partiendo de un elemento tan simple como el maní. En este sentido, la biomasa como fuente de energía renovable , es un ejemplo de una innovación exitosa para brindar electricidad en las ciudades.
En muchas ciudades de Argentina y Uruguay, de modo lento pero eficaz, se está instalando la tendencia a la opción por fuentes de energía limpias y renovables. Por ello, la creatividad para generarlas y desarrollarlas se pone a prueba y las iniciativas brotan de las mismas comunidades locales. Este es el caso de las propuestas que han surgido partir de los residuos orgánicos de los cultivos que cada vez más, son empleados para abastecer la demanda eléctrica de las comunidades. Esto lleva a una positiva diversificación de la matriz energética a la vez que reducen la dependencia de los combustibles fósiles y fomentan el desarrollo de la economía local.
En junio de 2019, Argentina y Uruguay transitaron un hecho que cambió su historia energética. Ante una serie de fallas repentinas en el sistema de transporte de energía eléctrica, 50 millones de hogares se quedaron sin luz de un momento a otro y al mismo tiempo. El apagón masivo duró varias horas, pero la localidad de Ticino, un pequeño enclave en la provincia de Córdoba, fue la única que logró recuperar el servicio eléctrico de modo inmediato. La sorpresa en este episodio , fue que todo ocurrió gracias al maní, la producción estrella de la región.
La historia de la generación eléctrica en Ticino utilizando energía de biomasa proveniente del maní, nació del aprovechamiento de la cáscara de esa legumbre que era considerada un desecho. La cáscara se tiraba de a toneladas, hasta que en 2017 se planeó la construcción de una planta de generación eléctrica para aprovechar sus propiedades. De este modo, se logró que el subproducto del maní pudiera ser utilizado como un combustible de biomasa generando luz a más de 3.000 habitantes en esa ciudad cordobesa. Gracias a esta iniciativa exitosa, la localidad de Ticino se ha convertido en un caso emblema, en un paradigma de desarrollo eléctrico a imitar por otras regiones en dónde se pueda aprovechar también el desecho proveniente de cáscaras de distintas legumbres.
Una planta eléctrica de biomasa que es un hito en el país.
“Esta iniciativa es nuestro orgullo. Todos los habitantes de Ticino sentimos que hemos dado un paso cualitativo muy importante y podemos ser ejemplo para otros. Aquí, desarrollamos un circuito con el generador de energía por biomasa que nos permitió tener energía eléctrica en los hogares de todo el pueblo. La generamos nosotros mismos partiendo de la cáscara del maní. Mientras dispongamos de esta materia prima, seremos autosustentables. Ante eventos de cortes masivos de energía , hoy contamos con una capacidad de respuesta única: brindar un servicio normal de electricidad a nuestro pueblo”, comentó Liliana Rueschet, responsable de la intendencia de Ticino.
La central eléctrica de biomasa de Ticino ya es suficiente para abastecer a cerca de 8.000 hogares, una cifra superior a la cantidad de hogares que existen en el pueblo. De esta manera, se han tendido las redes para poder comercializar el excedente producido al Sistema Argentino de Interconexión.
Hoy día, la provincia de Córdoba es la principal productora de maní en el país. Para producir electricidad, grandes cantidades de cáscaras se almacenan en contenedores especiales y se transportan a una caldera. El proceso comienza cuando mediante una quema cuidadosa para minimizar las emisiones de carbono, se produce un vapor de agua que acciona turbinas generadoras de energía mecánica de rotación. Posteriormente, un sistema conectado convierte dicha energía en corriente eléctrica. La planta utiliza filtros especiales de partículas para controlar los gases de efecto invernadero y así mitigar el impacto ambiental.
Para iniciar el proceso que genera 4,63 MW por hora de electricidad, se utilizan aproximadamente 100 toneladas diarias del subproducto. Las cáscaras de maní quemadas en la planta de Ticino provienen en un 75% de los campos vecinos, lo que proporciona los residuos de biomasa necesarios para alimentar la central térmica durante todo el año.