La tecnología que puede contribuir a disminuir la temperatura del planeta ya está casi lista para ser utilizada: pero por qué para los científicos no todos serían beneficios.
El Acuerdo de París marcó un gran hito en el proceso multilateral sobre el abordaje del cambio climático. Por primera vez en la historia, 196 países firmaron un acuerdo para unir esfuerzos con la meta de combatir el calentamiento del planeta y adaptarse a sus efectos de modo satisfactorio. Según expresa el documento firmado en la capital francesa en el año 2015 durante la COP21, las naciones se comprometieron, de modo unánime, a limitar los gases de efecto invernadero (GEI) para impedir que, para 2050, la temperatura supere la marca de 1,5°C en comparación con los niveles preindustriales.
En la actualidad, la situación es en extremo delicada y solo deja en evidencia que los esfuerzos no han sido suficientes. En esta dirección los expertos afirman : “Tenemos niveles tan elevados de dióxido de carbono en la atmósfera en la actualidad que, los 1,5°C más bajos del Acuerdo de París ya están a la vuelta de la esquina en un escenario que nadie quiere afrontar. Con estos registros queda claro que ya es demasiado tarde para muchas masas de glaciares y su derretimiento continuará durante cientos o miles de años con importantes consecuencias para la seguridad del agua”.
El informe y los datos presentados por la ONU prevén “eventos climáticos alarmantes que tendrán ocurrencia en un contexto de niveles récord de dióxido de carbono,óxido nitroso y metano, los tres principales gases de efecto invernadero (GEI) que inciden en el aumento del calentamiento global, que se estima no debe ser superior al 1, 15 °C por encima de los niveles preindustriales”.
El aporte de la geoingeniería
La geoingeniería es una disciplina científica que ha estudiado desde hace mucho tiempo y con grandes avances, si es posible una intervención deliberada en el clima del planeta para contrarrestar los efectos del cambio climático a través de innovadoras soluciones tecnológicas.
Inés Camilloni, quien es doctora en Ciencias de la Atmósfera (UBA) e investigadora del CONICET, explicó que “disminuir la temperatura de la Tierra es la estrategia de la geoingeniería”. Este tipo de tecnologías de punta, destinadas a bajar la temperatura del planeta, “ se encuentran bastante desarrolladas. En una primera etapa se trabaja con la simulación a través de modelos computacionales y eso nos da la pauta de cómo sería su empleo y las respuestas posibles en la práctica”, aseguró.
Respecto de los métodos empleados para lograr ese descenso necesario y urgente de la temperatura, destacó que “hay experimentos puntuales diseñados para implementar una de las estrategias abordaje con impacto global, que implica diseminar pequeñas partículas, llamadas aerosoles, en la estratosfera para que, desde allí, reflejen más energía solar hacia el espacio lo que haría disminuir la temperatura. En la actualidad , se están realizan experimentos para evaluar cómo realizar este procedimiento de lanzamiento y qué sustancias puntuales se deberían liberar”.
Similar a una gran erupción volcánica
Para dar una idea gráfica del método, la Dra Camillioni explicó que sería muy similar al “efecto de una erupción volcánica, cuando las cenizas de un volcán se incorporan en la atmósfera. Este proceso termina produciendo un oscurecimiento de la atmósfera, tapa el sol y baja la temperatura. Esta estrategia busca replicar ese efecto. Son experimentos innovadores que ya están diseñados y listos para implementarse ”, afirmó.
También se está investigando en torno a la manera adecuada para lanzar esas partículas “en que lugar lo harían y la forma operativa que debería adoptarse con esta estrategia si se llegara a usar . Muy probablemente se lanzarían las partículas desde aviones que sean capaces de volar hasta la estratósfera, que ya están siendo diseñados en los Estados Unidos, un país que está más avanzado en esta tecnología al momento ”, reveló. Estos avances, destacó, se encuentran “en un estadío que hace suponer que estarán listos en los próximos 10 a 15 años para usarse en forma operativa”.
Estas técnicas de avanzada serán las encargadas de “ bajar la temperatura del planeta, y harían que las olas de calor sean menos frecuentes y severas pero, muy probablemente afectarían el ciclo del agua y eso provocará que en algunas regiones tienda a llover más y en otras menos. Este nuevo escenario podría generar dificultades en las zonas más secas o semiáridas, ya que podría profundizar el riesgo de sequías o de acceso al agua dulce”, reconoció.
Para la Dra Camillioni la “clave de la discusión”, afirmó, es “comparar el riesgo de un mundo con un escenario de cambio climático, versus el riesgo de un mundo en el que se empleen las geoingenierías y, si ese riesgo en términos generales con geoingenierías, es menor que el que está suscitando el cambio climático” porque “si uno tiene la ventaja de conocer con anticipación cuáles serían las consecuencias de ambos escenarios puede evaluar estrategias de adaptación a los impactos desfavorables en cada caso. Al momento esto es una salida. Ojalá surjan muchas más estrategias paliativas en el campo científico en estos años venideros” cerró la científica.