Un buen sistema de aislamiento térmico es la clave para conseguir un clima más fresco en las casas y además lograr un ahorro de casi un 35% en energía.
En tiempos de altas temperaturas y dentro de un contexto global en el que se espera que esto sea la norma, el ahorro energético se ha convertido en un factor clave para la economía del hogar en el presente y de cara al futuro.
Los expertos afirman que el ahorro energético de las familias no depende tanto de los electrodomésticos y de la iluminación que se utilice sino del sistema de aislamiento térmico que posean las casas y los edificios en sus respectivas unidades de departamento. El concepto de aislamiento térmico no es nuevo y data de tiempos remotos, en donde la arquitectura en la China medieval por ejemplo , con su diseño de patios interiores brindaba una solución eficaz que permitía aislar las viviendas del frío exterior a la vez que frente al calor intenso, podía mantener un clima refrigerado en el interior.
En el contexto actual, incluir los principios del aislamiento térmico implica un desafío a la hora de la construcción y la remodelación, si se tiene presente que la mayoría de las edificaciones son de épocas anteriores a la adopción de estas normas de eficiencia.
En camino hacia la eficiencia energética
En esta dirección, tendiente a lograr una eficiencia energética en los hogares, se expresó Federico García Zúñiga, consultor técnico de la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (Andima) y docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata. El experto, remarcó la importancia de la aislación térmica eficiente y, de cara a la política actual de segmentación tarifaria, aseveró que su aplicación permitiría un ahorro de hasta el 35% en el consumo de energía y alrededor de un 60% en las facturas de gas y luz para climatizar un hogar.
Pero el interés excede a la preocupación familiar o individual para terminar siendo asumida por los propios Estados nacionales, de acuerdo con una ecuación básica formulada por el especialista García Zúñiga, según la cual «con energía necesaria para alimentar una sola vivienda, podrían abastecerse a dos», con el consiguiente ahorro de recursos económicos, energéticos y fiscales.
En ese sentido, resaltó que «la gente tiene muy poca conciencia en general de esta situación» y para corroborar esto no hace falta más que preguntarle a una familia que esté interesada en alquilar o comprar una vivienda si, además de tener en cuenta el precio, la ubicación, superficie y servicios comunes, consultan acerca de la eficiencia energética de la construcción dentro del conjunto de requisitos.
La importancia de contar con una construcción energéticamente eficiente
El experto señaló que «un mal sistema de aislamiento puede producir condensación en las paredes y eso se ve en la aparición de moho en techos, muebles y ropa, pero lo más importante es que también afecta y de gravedad ,a las vías respiratorias», manifestó.
Para que una construcción sea energéticamente eficiente, además de la orientación y la ventilación, cobran vital importancia los materiales de aislación térmica que se utilicen como la lana de vidrio para los techos, el poliuretano y el poliestireno expandido o EPS .
García Zúñiga afirma que la incorporación de esos materiales clave, representa un costo adicional que no supera el 1,5% para un emprendimiento que comienza de cero y que, en consecuencia, construir pensando en lograr una eficiencia energética dista mucho de ser una preocupación solo concerniente o posible para los sectores medios o altos.
Valorar la eficiencia energética es clave
García Zúñiga rescató la experiencia de España,un país en el que el índice de eficiencia energética de una vivienda figura en las publicaciones de ofertas y avisos de las inmobiliarias y «de este modo, la gente puede tomar la decisión de alquilar o comprar, entre otras cosas, en función también de la eficiencia energética del inmueble».
De todos modos, reconoció que tanto en Argentina como en España y en la mayor parte del mundo, existe un factor real y que juega en contra y es que «se cuenta un amplio parque edilicio que es previo» a la aplicación de estas medidas de eficiencia energética, y que el proceso de reacondicionamiento o «retrofitting» de las viviendas demandaría varias décadas, en caso de que este concepto de eficiencia energética se vuelva el pilar en torno al cual la gente se vuelque para obtener una mejor calidad de vida y un ahorro considerable de recursos y costos energéticos.