Las políticas del gigante asiático permitieron la creación de una cadena de suministros muy eficiente que ha posicionado a los fabricantes chinos de automóviles eléctricos en líderes del mercado mundial. La estrategia de Pekín se basó en el fomento de una competencia que ha dado como resultado productos accesibles y tecnológicamente avanzados.
China se convirtió en líder mundial en vehículos eléctricos y ha desatado una guerra comercial con Estados Unidos y Europa. El ascenso sin pausa de los fabricantes de vehículos eléctricos en China, sin embargo, ofrece a estos países lecciones sobre cómo la política industrial de un país puede tener éxito.
Si bien Pekín invirtió mucho esfuerzo y dinero para crear conciencia de la importancia del uso de vehículos eléctricos para el cuidado del medio ambiente y la economía, fue una empresa extranjera la que dio el puntapié inicial a la industria nacional.
Esto ocurrió cuando Tesla Inc. comenzó a fabricar autos eléctricos en China en 2019 y despertó un entusiasmo genuino entre los consumidores chinos fomentando el desarrollo de toda una gran cadena de suministros de vehículos eléctricos.Así, surgieron numerosos fabricantes de vehículos eléctricos, cada uno tratando de ofrecer y superar al otro en software, diseño y demás características en relación a la tecnología de vanguardia. Como suele ocurrir en estos casos , muchos fabricantes quedaron en el camino, dejando vía libre a los supervivientes más ágiles y competitivos. En la actualidad, esta situación no ha cambiado siendo la característica más notoria del mercado de vehículos eléctricos de China, las feroces guerras de precios y una competencia sin cuartel.
China abre una senda posible de imitar
Ahora, luego de que China se ha consolidado como líder mundial, su estrategia está siendo imitada por los gobiernos occidentales, que están traccionando para que sus propios fabricantes de vehículos eléctricos se tornen más competitivos. En este escenario , el gigante asiático no ha buscado como objetivo “crear campeones nacionales en movilidad eléctrica”, explicó Gerard DiPippo, analista senior de geo-economía en Bloomberg Economics. “Quería hacer surgir líderes naturales pero no quería predeterminarlos, ni elegirlos. Fue más el tipo de estrategia de “dejar florecer a los mejores fabricantes de vehículos eléctricos”.
Por otro lado, la innovación en el segmento de los vehículos eléctricos también ha tenido efectos en áreas adyacentes, como son las baterías y la optimización de la cadena de suministro.
El gobierno de Pekín, en este punto, optó por la expulsión del mercado de los fabricantes extranjeros de baterías- de modo temporal- en los momentos cuando la industria aún estaba tomando forma. Con esta medida, creó una “lista blanca” de fabricantes aprobados que podían suministrar de baterías los fabricantes locales de vehículos eléctricos. Con ello, los fabricantes de automóviles eléctricos ubicados en el delta del río Yangtze, cerca de Shanghai, por ejemplo, podían obtener todas las piezas que necesitaran en un plazo de cuatro horas.
El flagelo de las emisiones de CO2
La imperiosa necesidad de China de disminuir la fuerte contaminación en las ciudades jugó un papel clave en su política de fomento de vehículos eléctricos. Por esta razón se otorgaron generosas subvenciones a los compradores de este tipo de vehículos para incentivarlos a realizar el cambio por esta opción no contaminante, creando un ciclo virtuoso impulsado por la demanda en lugar de un exceso de oferta.
“El gobierno intervino de modo clave en un momento en que la industria de los vehículos eléctricos era incipiente ”,explicó Ilaria Mazzocco, investigadora del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. “Pero a la vez, estaba lo suficientemente madura como para poder lograr rápidos avances con el impulso adecuado”.
Eso contrasta “fuertemente” con la política adoptada por EE.UU., que prefirió dejar que las fuerzas del mercado determinaran por sí mismas,si los vehículos eléctricos se convertirían o no, en una alternativa viable, según indica Paul Triolo, exfuncionario del gobierno de EE.UU. especialista en política tecnológica en Albright Stonebridge. “El enfoque de la estrategia de Pekín fue clara y se basó en otorgar subsidios sostenidos, alentar a los actores del sector privado a competir y luego, fue procedió a retirar gradualmente el apoyo a medida que los actores privados más fuertes, innovadores y capaces emergieran de la contienda”