Chile: líder regional en impulsar una transición energética limpia y sustentable.

Los cambios en la matriz energética de Chile han llevado a un aumento significativo del porcentaje participativo de las energías renovables en su composición durante la última década. La meta de Chile es estar a la vanguardia en la materia y para ello, está fortaleciendo su plan de acción de cara al 2050. El objetivo es liderar la transición energética renovable en la región del Cono Sur. 

Para cumplir con el compromiso ambiental global de procurar tener un planeta sostenible, Chile apuesta por desarrollar un sector energético seguro, de alta calidad, confiable, eficiente y compatible con las necesidades del medio ambiente. Como país que pisa fuerte en la Región del Cono Sur , y que aspira a crecer en el sector de las energías renovables, sus esfuerzos hoy, apuntan a mejorar el marco regulatorio para apoyar el desarrollo fluido de la política energética. 

Además de abocarse a la tarea de incrementar la participación de las energías renovables en la matriz energética, Chile apunta a fortalecer las tecnologías innovadoras que harán posible el sostenimiento de una economía más armónica , basada en energías limpias y con el objetivo final de lograr una descarbonización total de cada área económica del país. Todo ello avanza rápidamente en un proceso colaborativo y conjunto que busca integrar la participación ciudadana. 

Desarrollo integral y eficiente de fuentes de energía renovables.

Para este fin , se han desarrollado varias líneas de acción, entre ellas: (1) La modificación de la ley sobre generación de energía distribuida. Esto permite a los usuarios generar hasta 300 kW de electricidad para cubrir su propio consumo, y además enviar el excedente a la red eléctrica local compañía eléctrica. (2) Se realizó una renovación del sistema conocido como de Contribuciones Nacionalmente Determinadas; y (3) se estableció la creación de un proyecto nacional de electromovilidad. 

Los efectos de estas nuevas medidas se están volviendo rápidamente evidentes en la práctica: la capacidad instalada de energía eólica y solar aumentó del 0,6% al 21,5% durante la última década. La capacidad de energía solar distribuida se cuadruplicó entre 2018 y 2020. Y como cifra global, en 2021, la energía renovable total alcanzó una participación del 44% de la matriz energética de Chile.

 Aún quedan desafíos por superar para un futuro sostenible 

 Los logros de Chile en temas energéticos en los últimos años demuestran un claro compromiso de liderar el proceso de transición energética para lograr una matriz limpia, sustentable y descarbonizada. Sin embargo, la industria aún necesita superar tres desafíos, a saber: 

1- Es necesario desarrollar marcos regulatorios y políticas energéticas a largo plazo para modernizar el sector y garantizar servicios eléctricos asequibles mediante la producción de electricidad limpia (en lugar de combustibles contaminantes como la leña y el carbón).

2- La descarbonización de la matriz energética debe lograrse en condiciones justas para los trabajadores involucrados, con el fin de alcanzar la neutralidad en emisiones de CO2. Esto incluye abordar cuestiones delicadas, principalmente relacionadas con el desmantelamiento de centrales eléctricas alimentadas con carbón y aumentar la flexibilidad de la red para integrar más energía renovable y permitir operaciones eléctricas normales. 

 3- Es necesario introducir un marco regulatorio que fomente y facilite la innovación (crédito financiero) y las nuevas tecnologías. En particular, la introducción de vehículos eléctricos y el despegue del sector del hidrógeno verde . Esto es posible de ser realizado en Chile gracias al enorme potencial de las energías renovables como son la energía solar y eólica

La financiación como pilar para el desarrollo sostenible 

Para abordar estos desafíos y acelerar la transición energética, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha aprobado un préstamo de 300 millones de dólares. Este es el segundo de una serie de planes financieros adoptados en 2021 que complementa las reformas iniciadas en el primer plan y tiene como objetivo continuar aprovechando los avances del gobierno chileno en la mejora del marco regulatorio del sector energético. Con ello se busca mejorar la regulación de la distribución del mercado y fomentar la participación ciudadana en el uso de energías limpias.

Las acciones para abordar el desafío de desmantelar las empresas de energía a base de carbón incluyen planes de despido voluntario para los empleados de las cuatro centrales eléctricas de carbón y una compensación justa por el proceso de desmantelamiento y nuevos usos de su energía, incluido el anuncio de una estrategia de transición asistida de modo integral.

La propuesta está centrada en las personas e incluye un enfoque proactivo, justo, participativo e inclusivo para fomentar la creación de empleo, mejorar la calidad de vida de las personas y proteger los derechos de los grupos más vulnerables y afectados, y prevé acciones y medidas sostenibles. 

Todo este conjunto de acciones forma parte de un ambicioso conjunto de políticas que respalda los pasos clave que Chile debe dar para lograr la neutralidad de carbono para el 2050 y llegar a un 70% de energía renovable dentro de la composición de su matriz energética, en línea con el Acuerdo de París. 

Este plan de acción allana el camino para un desarrollo energético sostenible que pueda sostener a la vez los medios de vida de las personas y la creciente economía de Chile.

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