La geoingeniería solar es una de las alternativas que manejan los científicos para lograr la disminución del calentamiento de la Tierra. Las fases de prueba y evaluación de esta innovadora técnica ya están en marcha en Estados Unidos.
En un acuciante esfuerzo por abordar de modo efectivo el aumento de la temperatura global y lograr su disminución, los científicos están explorando nuevas alternativas que podrían contribuir de modo efectivo a desviar los rayos del sol y por ende, a enfriar el planeta de modo temporal. Una de estas innovaciones se basa en las estrategias de geoingeniería que sugieren aplicar una técnica mediante la cual, iluminando las nubes, se podría lograr que éstas reflejen más luz solar hacia el espacio.
El pasado martes 2 de abril, tuvo lugar en los Estados Unidos la primera prueba al aire libre de una técnica de este tipo . Una máquina, cuyo desarrollo tardó largos años, roció de forma constante en la atmósfera una sustancia compuesta por aerosoles de sal. Esta tecnología, en caso de resultar exitosa, podría ser utilizada para cambiar la composición de las nubes sobre los océanos del planeta.
Este desarrollo 100% innovador, se trata de un nuevo impulso orientado hacia la geoingeniería solar que podría traer esperanza de solución al acuciante problema del cambio climático por el aumento creciente de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Ante este dramático escenario para el planeta, diversas entidades, que incluyen universidades, inversionistas privados, fundaciones y el gobierno federal, han comenzado a financiar en esta dirección, iniciativas no convencionales que van desde la captura de CO2 hasta la modificación de las nubes marinas.
La clave está en innovar en el campo de las soluciones climáticas
Robert Wood, un destacado científico de la Universidad de Washington, señaló al respecto de las recientes pruebas con aerosoles, que cada año se alcanzan nuevos récords de cambio climático y de temperaturas extremas que desafían urgentes respuestas del campo científico.
En esta dirección, los expertos se ven impulsados a buscar soluciones alternativas e innovadoras. Por ejemplo, conseguir blanquear las nubes marinas es una de las estrategias propuestas para intentar aumentar la reflectividad de la Tierra y devolver o reflejar la energía solar al espacio. Según los científicos, el blanqueamiento de las nubes marinas es considerada como una opción más de tipo local que utiliza aerosoles de sal marina relativamente benignos si se la compara con otras técnicas.
La idea de blanquear las nubes marinas no es una novedad para el campo científico. En 1990, el físico y científico británico John Latham sugirió la idea de inyectar partículas en las nubes para contrarrestar el aumento de la temperatura en la superficie terrestre. Latham propuso la idea de que una flota de aviones sin tripulación rociaran de modo continuo diminutas gotas de agua de mar en el aire para desviar los rayos del sol. Esta técnica innovadora se basa en las consideraciones del efecto Twomey, que sostiene que grandes cantidades de pequeñas gotas reflejan más luz que un pequeño número de gotas grandes.
Una técnica que desafía a los científicos
Sin embargo, en la práctica, blanquear las nubes marinas plantea varios desafíos técnicos. Es vital que el tamaño de los aerosoles de sal sea el adecuado, ya que partículas demasiado pequeñas o demasiado grandes podrían no conseguir el efecto deseado o incluso resultar contraproducentes. Por otro lado, es necesaria una cantidad significativa de aerosoles del tamaño correcto para lograr un impacto considerable o significativo.
El equipo de expertos detrás del desarrollo del proyecto ha trabajado muy arduamente durante los últimos años para diseñar una boquilla que pueda rociar aerosoles de sal marina con la precisión deseada.
A pesar de los avances logrados, aún se necesitan realizar más pruebas de campo para determinar la efectividad y la viabilidad de esta técnica. Los resultados de la prueba que fue realizada en la ciudad de Alameda, Estados Unidos, se analizarán durante los próximos meses para evaluar su alcance, potencial y posibles aplicaciones en el futuro.
Kelly Wanser, fundadora de la ONG ambiental SilverLining, quien apoya el proyecto, espera que las pruebas realizadas, cooperen en la desmitificación de las tecnologías de intervención climática. Además, alentó a las nuevas investigaciones que ya están desarrollándose en relación a la aplicación de la técnica en el océano para influir de modo efectivo en las nubes a mayor altura.