Hacia un futuro sostenible y productivo gracias a las energías limpias. 

El futuro del planeta y de la humanidad depende en gran medida de cómo las personas producen su energía. Por tanto, es necesario actuar en la dirección del cambio y liderar la ola de desarrollo de las energías renovables.

El crecimiento de las fuentes de energía renovables es imparable. Esta información proviene de las estadísticas proporcionadas anualmente por la Agencia Internacional de  Energía (AIE). Según las previsiones de la AIE, la proporción de  fuentes de energía renovables en el suministro  mundial de electricidad aumentará del 28,7% en 2021 al 43% en 2030. Esta previsión cubre 2/3 del aumento de la demanda de electricidad durante este período y es en gran medida sostenible gracias al desarrollo de la tecnología en materia de energías de corte eólica y solar.

Según  la AIE, la demanda global de electricidad aumentará aproximadamente un 82% en los años 2020-2040. Se estima que esto sucederá cuando se cumplan los compromisos de reducción de emisiones ya asumidos y anunciados por varios países, por lo que la participación de los mismos en la conversión de energía  aumentará del 38 por ciento al 63 por ciento en el mismo período. 

Esta situación puede verse afectada o acelerada de modo negativo con emisiones nocivas, si países con economías fuertes  como  India, África, China, Medio Oriente  y el Sudeste Asiático no cumplen con estas obligaciones que  exhortan a una disminución dramática de las emisiones de CO2.

El camino de salida está en la reconversión hacia las renovables

Según indican los expertos la energía renovable es la opción más segura y conveniente para todos los países que quieran hacer una transición exitosa al siglo XXI. Las fuentes de energía limpia tienen innumerables ventajas, son inagotables y más competitivas gracias a la tecnología avanzada. Por ello,  nuevas iniciativas de desarrollo están surgiendo en todo el mundo, generando grandes esperanzas de un crecimiento que vaya de la mano con la salud del medio ambiente.

Las fuentes de energía renovable se diferencian de los combustibles fósiles principalmente en términos de su potencial para el desarrollo y  su abundancia ilimitada en todo el mundo. Sin embargo, se eligen principalmente porque no producen gases de efecto invernadero  que representan la mayor amenaza para el planeta: el cambio climático.

Las energías renovables tienen una constante tendencia  a la baja en relación a sus costos, mientras que la tendencia general de los costos de los combustibles fósiles es la contraria, independientemente de su volatilidad en relación con la situación global en el corto plazo. 

Hacia un futuro en el que el desarrollo sea sostenible

El desarrollo de energías limpias es necesario para combatir el cambio climático y limitar sus efectos más destructivos.  El 2022 fue el quinto año más cálido registrado y el octavo año consecutivo en el que las temperaturas globales aumentaron al menos 1 grado Celsius en comparación con la época preindustrial.

En medio de esta transformación energética  global, casi 775 millones de personas en todo el mundo aún no tienen electricidad (según datos de 2022). Esta situación desigual requiere importantes esfuerzos adicionales para introducir programas de viraje hacia energías limpias y brindar pleno acceso a la electricidad para 2030. Este objetivo es uno de los más fuertes que  la comunidad mundial espera lograr para los pueblos del África subsahariana, por ejemplo.

En esta dirección,  una de las metas marcadas por Naciones Unidas es lograr el acceso universal a la electricidad para 2030, lo cual es un objetivo ambicioso, considerando que la Agencia Internacional de  Energía estima que 800 millones de personas seguirán sin electricidad para esa fecha, según la tendencia actual. 

La Organización de Naciones Unidas como faro para el mundo

El acuerdo acordado por la ONU, que entró en vigor en 2016, fija por primera vez en la historia un objetivo global vinculante, por el que casi 200 firmantes se comprometen a reducir sus emisiones de dióxido de carbono para evitar niveles destructivos de aumento de la temperatura media global.  Con este tratado, los firmantes pretenden que este siglo esté “muy por debajo” del umbral decisivo de dos grados por encima del cual el cambio climático afectará inevitablemente a toda la biodiversidad y a la vida en general en el planeta. 

El objetivo de este límite es incluso inferior a 1,5 grados, que algunos países se esfuerzan por alcanzar ante la indiferencia de otros. Este siglo  avizora  un camino muy cuesta arriba para toda la humanidad, pero avanzar con proyectos de energías renovables es un pequeño paso que posibilitará grandes cambios para el futuro del planeta.

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