Argentina se abrió al desafío de diversificar su matriz energética para bajar los índices de emisión de dióxido de carbono en la atmósfera . La meta es incluir en un porcentaje del 20% el uso de fuentes de energía renovable para el 2025.
Nuestro país dispone de recursos naturales excepcionales como el viento en la Patagonia y la abundante radiación solar en el norte, así también como los ríos que llevan la fuerza suficiente para lograr un excelente aprovechamiento hidroeléctrico.Estos recursos son los que reclamaban con fuerza la existencia de un marco normativo para su impulso y desarrollo.
En 2016 se decretó la ley 27191 que establece que los los grandes usuarios de energía deben proceder a diversificar de modo escalonado su consumo utilizando fuentes alternativas; entre las opciones se puede escoger entre tres modalidades de contrato.
La primera alternativa es la autogeneración. Ello implica que, en un predio contiguo o bien bajo el mismo nro CUIT en una zona o área remota (bajo la figura de una autogeneración distribuida) un gran usuario puede producir electricidad en el mismo lugar de consumo. En este sentido, han seguido esta línea empresas como YPF o ALUAR en el área de la Patagonia con proyectos eólicos de alta potencia, y muchas otras empresas lo están realizando en sus techos o terrazas con paneles fotovoltaicos ( energía solar).
Caminos de apertura en el desarrollo de las renovables
La segunda opción pasa por adherir a compras conjuntas por medio de licitaciones internacionales realizadas por CAMMESA de modo que se pasa a contractualizar la compra de energía por 20 años ( desde el Programa RenovAr) con distintas empresas productoras. Todo el proceso constituyó un éxito desde el marco normativo y superó con creces las expectativas desde los precios finales acordados hasta en la cantidad de oferentes que se presentaron.
Ya se realizaron dos rondas ,y fueron adjudicados casi 3,5 GW de potencia, en una instancia donde predominó la participación de empresas argentinas ( privadas y públicas). Durante septiembre de 2022 se anunció el lanzamiento del programa Renovar 3, que hará foco en líneas de baja tensión, porque la capacidad actual de transporte de energía está colmada para ser soporte de nuevos proyectos de gran envergadura. Este escenario ya ha promovido casi cinco mil millones de dólares de inversiones con fuerte participación de la banca multilateral en el país.
Por último, la tercera opción es el conocido mercado a término (MATER), en donde los particulares firman contrato por una compra-venta de energía por plazos que fueron acordados entre ellos. Para tal fin, se realizan periódicas revisiones de la capacidad de transporte, y el Estado argentino establece un punto de interconexión (PDI) en el sistema argentino de interconexión (SADI) para que esta electricidad pueda volcarse a la red.
Negociaciones que marcan el pulso del rumbo energético
En este escenario las negociaciones son de carácter privado, tanto en plazos como en precios, y aquí el sinceramiento tarifario ha contribuido a que las energías renovables, por sus costos descendientes, reemplacen a las fuentes de generación térmica convencional que resultan ineficientes.
En resumen, podría decirse que las energías renovables son un hecho y una apuesta a un desarrollo sostenible. El futuro radica en que puedan ampliarse las redes de transporte de media y alta tensión para que nuevos desarrollos puedan implementarse y funcionar.
Al momento, el número de empleos actuales que están vinculados con la industria de las energías renovables es de casi 6000 puestos. Esto es una evidencia contundente de que el número de empresas extranjeras que se han apostado en Argentina, las industrias de bienes de capital que han hecho su reconversión a fuentes renovables, y el mundo profesional , han optado por programas ejecutivos especializados para dar impulso y desarrollo a las energías renovables .
Hacia un nuevo paradigma de “energía distribuida”
Si bien los proyectos de alta potencia son significativos o relevantes para la Argentina, un tercio de la demanda de combustible fósil es impulsada por la industria del transporte. Por este motivo, se está trabajando en la implementación de vehículos eléctricos para disminuir la emisión de gases con efecto invernadero.
Tanto la implementación del uso de los vehículos eléctricos como la reducción de los costos de energía, confluyen en un nuevo concepto que está pendiente a instrumentarse aún y que es el de “energía distribuida”. En un futuro, todos los consumidores de electricidad seremos “prosumidores”, lo que significa que podremos tener en nuestros hogares un autoabastecimiento energético limpio para reducir el consumo de la red y además podremos vender lo que sea producido en calidad de excedente.
Sin lugar a dudas, las energías renovables han sido las protagonistas estrella de todos estos años en Argentina en términos de inversiones y de generación de empleo.