La estrecha colaboración entre Reykjavík Energy y un grupo de socios internacionales estratégicos, apunta a poner en órbita 6 satélites cuya misión será transmitir energía solar a estaciones apostadas en la Tierra. Una iniciativa que promete revolucionar la oferta de energía sostenible.
Mientras Islandia se encuentra abocada al máximo aprovechamiento de sus vastos recursos geotérmicos para satisfacer gran parte de su demanda energética, el país ahora se encuentra además, a punto de dar el primer paso hacia una verdadera revolución en materia de energía renovable. De hecho, al momento está diseñando su estrategia para poner en marcha un proyecto ambicioso que podría transformar el futuro de las energías renovables como es la captación de energía solar desde el espacio.
Este proyecto ambicioso e innovador, puesto en marcha en estrecha colaboración con la empresa Space Solar de Gran Bretaña, Reykjavík Energy de Islandia y la organización de sostenibilidad Transition Labs, tiene como objetivo enviar satélites al espacio con tecnología acorde para captar la energía solar de forma continua y transmitirla a las bases apostadas en la Tierra. Aunque la tecnología necesaria para implementar el audaz sistema aún se encuentra en su fase de desarrollo, la posibilidad de aprovechar de forma constante e ininterrumpida la energía solar podría de plano, revolucionar la producción de energía renovable en Islandia y en el mundo.
El proyecto tiene previsto lanzar un satélite de 400 metros de diámetro y 70,5 toneladas desarrollado para ubicarse en una órbita media terrestre, desde donde estará habilitado para captar energía solar de modo ininterrumpido. Esto es crucial dado que el satélite no se encontrará condicionado por las limitaciones de los ciclos día-noche ni por las condiciones atmosféricas. La energía recolectada, de este modo, podría ser convertida en un haz de ondas de radio de alta frecuencia, para ser transmitida a estaciones receptoras apostadas en la Tierra. Una vez que esto ocurra, en tierra, el haz de ondas puede ser reconvertido en electricidad y distribuido normalmente a través de las redes de suministro.
Cómo es el desarrollo de este proyecto espacial en tierra firme
Cada una de las estaciones receptoras en tierra firme , conocidas como rectennas, abarcaría una extensa porción de terreno o área de 6 por 13 kilómetros, algo relativamente menor si se compara con el terreno que requeriría una planta eólica para generar la misma cantidad de energía. Para el transporte de los inmensos satélites al espacio, el proyecto se servirá del cohete Starship de SpaceX, cuya amplia capacidad de carga y dado que cuenta con menor costo de lanzamiento, facilitaría en gran medida la viabilidad del proyecto. Con seis satélites programados para estar activos y operando para 2036, la meta final es generar una capacidad energética de unos 15 gigavatios que serán distribuidos entre múltiples países.
A medida que el proyecto se desarrolle y expanda, se estima que la infraestructura espacial permitirá alcanzar una capacidad total de hasta 15 gigavatios, lo que podría ser suficiente para cubrir una importante porción de la demanda eléctrica en varios países. Este nuevo nivel de generación que completaría su fase de implementación completa para 2036, busca reducir la dependencia de todo tipo de fuentes de energía no renovable y acelerar a tope la transición hacia un modelo energético sostenible.
Según los cálculos iniciales, la planta piloto de prueba del proyecto costará aproximadamente USD 800 millones, y tendrá una capacidad de generación con un costo por gigavatio de unos USD 2.250 millones. Este valor por gigavatio convierte a este audaz desarrollo en una opción altamente competitiva frente a otras fuentes de energías renovables, incluso, respecto a la energía nuclear, que suele barajar costos mucho más altos.
Además, según detallan los expertos e ingenieros espaciales encargados del diseño en Space Solar, la energía solar que puede ser captada desde el espacio podría ser de cien veces el volumen de la cantidad de energía que se obtiene desde la superficie de la Tierra . De este modo, alta eficiencia haría del este sistema innovador una solución viable no solo para aquellos países con menor acceso a la luz solar, sino también para aquellos con demandas energéticas muy elevadas.