La Unión Europea y sus fallas para avanzar en la descarbonización del transporte.

La Unión Europea revela grandes inconsistencias para llevar adelante una de las metas clave para luchar contra el cambio climático : la descarbonización del transporte.

La reciente introducción de un conjunto de normativas en la UE para impulsar la sostenibilidad en los sectores de la aviación y marítimo ha prohibido de modo rotundo, el uso de biocombustibles con base en cultivos por razones de sostenibilidad. Sin embargo, ocurre que estos mismos biocombustibles fueron reconocidos como viables por la Comisión Europea, como el recurso principal para descarbonizar el transporte por tierra .

Esta divergencia clave en el enfoque, que tiene como eje la sostenibilidad de los biocombustibles en la legislación de la Unión Europea, ha generado críticas y malestar en el ámbito de esta industria.

Un informe realizado desde la Comisión Europea, en relación al logro de los objetivos en materia de energía renovable para 2023, reveló que el consumo de biodiesel y bioetanol creció de modo exponencial desde 2016, colocando a la bioenergía como la protagonista principal del escenario para liderar la descarbonizar del sector del transporte terrestre en la UE.

Sin embargo, a pesar de que la legislación de la Unión Europea permite y fomenta el uso de biocombustibles para reemplazar el diésel y la gasolina en vehículos de carretera, tanto el biodiesel como el bioetanol, son considerados similares a los combustibles fósiles en la actual legislación que regula los combustibles marítimos y del sector de la aviación.

La Directiva de Energías Renovables es la que mantiene el límite

En la reciente revisión de la ley primaria que rige la marcha de la energía verde en la Unión Europea conocida como “la Directiva de Energías Renovables”, el límite trazado para los biocombustibles ha permanecido sin cambios.

Al igual que se marcó en la versión anterior de la ley, la contribución de biocombustibles con base en cultivos para cumplir las metas de energía renovable en el transporte de carretera y de ferrocarril , está fijada al 7% del total. Los países de la UE tampoco pueden superar un aumento superior al 1% en comparación con los niveles arrojados en 2020.

A este respecto, los empresarios de la industria de biocombustibles han señalado la falta de disposición de los responsables de la elaboración de las políticas, para bajar el límite del 7%, lo que tomado como una confirmación expresa de «la sostenibilidad y la importancia» de los biocombustibles de base en cultivos.

A pesar de una fuerte campaña realizada por ONGs de gran peso y trayectoria en materia ambiental, la variedad de cultivos habilitados para la elaboración de biocombustibles basados en cultivos sigue sin modificaciones. Al momento, solo el aceite de palma ha resultado seleccionado para ser eliminado como fuente de combustible viable para el 2030. Previo al momento de la revisión de la Directiva de Energías Renovables, las ONGs , lanzaron una fuerte campaña para incluir la soja en la lista de cultivos para ser restringidos, con el argumento que promueve a la deforestación en América Latina.

Sin embargo, el umbral aceptado para considerar que un cultivo contribuye abiertamente a impulsar la deforestación en los países extranjeros (conocido como cambio indirecto en el uso de la tierra,) no se ha reducido, lo que significa en la práctica, que la soja sigue por debajo del nivel que necesario para que la industria de biocombustibles proceda a eliminarla.

Las controversias que plantea la legislación

La aprobación de la Unión Europea que habilita el uso de biocombustibles con base en cultivos en la Directiva de Energías Renovables , entra en claro conflicto con el enfoque que presenta la Comisión en FuelEU Maritime y ReFuelEU Aviation , dos regulaciones cruciales para aumentar la cantidad de combustibles llamados “verdes” en barcos y aviones .

Bajo ambas legislaciones, se considera que los denominados biocombustibles avanzados, fabricados en base a residuos y materiales de desecho, así como los combustibles sintéticos cuya base es el hidrógeno, son combustibles considerados “verdes”.

Al justificar el rechazo expreso de los biocombustibles para uso en aviación con base en cultivos como forrajes y alimentarios, el texto de ReFuelEU Aviation alude «razones claras de sostenibilidad», indicando que más del 99% de los combustibles para la aviación utilizados hoy día, poseen origen fósil, lo que quiere indicar que hay poca demanda de biocombustibles basados en cultivos en el presente. «Por tal motivo, se cree apropiado evitar la creación de una fuerte demanda de biocombustibles con base en cultivos alimentarios y forrajes promoviendo su empleo bajo la actual normativa», se indica en la legislación.

La regulación FuelEU Maritime alude a los mismos argumentos que su contraparte, la industria de la aviación, para justificar el no uso de biocombustibles con base en cultivos, indicando de modo expreso que también es una preocupación la competencia que se da con el transporte por carretera.

Por consiguiente , queda en evidencia el reclamo principal de las ONGs que resaltan que las diferentes leyes en la UE «no tratan los biocombustibles de una manera consistente». Un esquema legal que deja mucho para reflexionar acerca del rumbo que está tomando la UE en materia de sostenibilidad ambiental. 

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