Un establecimiento agropecuario en Santa Fe elabora su propio combustible biodiesel

En La Esperanza, el productor Hernán Berti ya ha elaborado más de un millón de litros de biodiesel y hace seis años que no compra gasoil. Todos los vehículos que utiliza en la producción agropecuaria funcionan íntegramente con el combustible que se elabora en el establecimiento.

Hernán Berti muestra con orgullo la fila estacionada de vehículos que son parte de su flota de maquinaria agrícola en base a biodiesel y cuya producción se realiza en su propio establecimiento. Berti , es parte de una familia con tradición agropecuaria que trabaja en el campo desde hace cuatro generaciones y cuyo plan de acción radica en la innovación permanente. 

Las bases que sentaron su bisabuelo y su abuelo en el departamento General San Martín, en el sudeste de la provincia de Santa Fe , cobran ahora relevancia por un particular desarrollo de energía renovable que lleva adelante. En su establecimiento agropecuario, que también fue pionero en materia de siembra directa en la zona, se han dado pasos de calidad en lo vinculado a la producción de leche, productos agrícolas de corte orgánico y en la producción alimentos derivados de la soja.

Este último elemento es el que le ha posibilitado al establecimiento La Esperanza innovar en materia productiva y dar un paso revolucionario: fabricar su propio combustible biodiesel para el abastecimiento de la maquinaria de producción.

Un desafío exitoso que llevó una larga gesta 

Este aprovechamiento energético se realiza en La Esperanza desde hace seis años, momento en el que se iniciaron las operaciones de la planta para la producción del biodiesel derivado de la soja. Desde el inicio, los Berti calculan que han podido realizar la sustitución de un millón de litros de gasoil. Números muy significativos en un momento en el que es muy necesaria ,dentro de la comunidad agropecuaria, una reconversión de combustibles fósiles hacia fuentes más limpias y renovables. También, un hecho de particular trascendencia en tiempos en los que prima la escasez de combustibles fósiles en el mercado, hecho que genera grandes inconvenientes en el sector de la agroindustria.

Este biodiesel obtenido en estado puro es el combustible que se usa en el establecimiento para poner en marcha dos cosechadoras; una flota de siete tractores; tres camiones, que se emplean para trasladar granos y alimento balanceado y también en el abastecimiento de todos los vehículos utilizados para la logística dentro del perímetro de La Esperanza y las zonas linderas.

“Mi padre tenía como meta el autoabastecimiento energético dentro de La Esperanza y también el poder industrializar la producción”, cuenta Hernán desde el predio donde la empresa familiar tiene en operaciones la extrusora de soja, la planta de alimento balanceado y la de elaboración de biodiésel.

Emprender sin importar el tiempo que lleve el desarrollo

Cuenta Hernán, que en los comienzos del proyecto se buscó darle valor agregado a la producción por el lado de industrializar la leche y transformarla en una gama de quesos artesanales . En ese interín , mientras terminaba la carrera de Ingeniería Agronómica en la Universidad Nacional de Río Cuarto, Hernán empezó a estudiar a conciencia todo lo relativo al uso y producción del biodiésel.

En 2006, La Esperanza dio el paso revolucionario y comenzó a industrializar la soja que se producía en los campos de la zona. El expeller, uno de los productos sobrantes que se obtienen luego de los procesos de prensado se transformó en alimento balanceado para el propio tambo, y también para terceros.

Pero, siempre estuvo presente la idea de producir biodiésel para el abastecimiento interno en La Esperanza. Fue recién hace seis años atrás en donde se comenzó concretamente con este aprovechamiento en base a subproductos de la soja y se llegó a la elaboración de biodiesel para el autoconsumo.

La decisión partió desde el interior de la empresa familiar ya que en ella se realizaban todas las labores de siembra, pulverización, cosecha, transporte y almacenaje de soja. Por ello, había varios motores funcionando y el consumo de combustible era importante. “ Nos dimos cuenta al realizar un balance de costos , que era esencial su reducción y esencial , el poder utilizar los desechos de la soja para producir combustible biodiesel. A partir de ahí, decidimos comenzar con la producción y utilización de biodiesel para autoconsumo, y hoy nos sentimos satisfechos de los resultados. Somos autosustentables en un 100% y producimos en base a una energía limpia y no contaminante y además, somos referentes para otros establecimientos productivos” finalizó con orgullo Hernán Berti.

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