Avanzar hacia un país libre de emisiones de carbono es hoy una meta muy importante que Argentina puede conquistar. Recientes datos, cuya fuente es un estudio realizado por el INTA junto con especialistas en la materia, destacó que la producción de biogás ha logrado la reducción del 98,5 % de gases de efecto invernadero, comparado en relación a la producción proveniente de fósiles.
Desde hace ya largo tiempo, la problemática ambiental está instalada como prioridad en la agenda política de casi todos los países del mundo. En este sentido,durante las últimas décadas, las negociaciones en torno al cambio climático han sido el centro de las conversaciones a nivel internacional.
La Argentina,por su parte, ha dado pasos en este sentido, contando con sus profesionales e instituciones locales. Por ello, el INTA junto a consultores del sector privado se lanzaron a la medición o cuantificación de la emisión de gases de efecto invernadero por la producción de electricidad y de calor. Los resultados positivos no tardaron en sorprender a los investigadores ya que arrojaron que la generación de biogás en el país, implicó una reducción del 98,5 % de gases de efecto invernadero, en comparación con la producción de energía a partir de elementos fósiles.
La investigación fue liderada por los Dres. Hilbert, Manosalva y Poniemann del Instituto de Ingeniería Rural del INTA, con la asistencia de los consultores privados Ariana Camardelli y Patricio Geretto. El estudio puso foco en el análisis de emisiones en la generación de bioelectricidad y de calor, a partir de biogás, en el complejo Bio 4 Bioeléctrica .
Una familia de biorrefinerías en acción
El complejo abarca una serie de plantas generadoras que se integran a la biorrefinería BIO4 de bioetanol procedente del almidón de maíz, ( Córdoba) , y que utilizan como materia prima, el estiércol de un corral de engorde; a ello le suman residuos de la industria lechera y aceite de cocina recuperado. Como si fuera poco, el remanente de energía eléctrica que es generado, es reinyectado al sistema eléctrico argentino, contrato mediante, con la empresa CAMESSA y cuya validez se extiende por 20 años.
Entre las metas de la industria del biogás está la disminución del uso de combustibles fósiles, en vista de mitigar el calentamiento global, así como también el generar fertilizantes y el capturar carbono en los suelos. “Lograr esta meta implica que se podría llegar a tener un esquema de emisiones negativas, es decir, un combustible en base a biogás que en lugar de emitir logre la captura del carbono”, explicó Hilbert
Calcular la huella de carbono es la clave del estudio
Para la investigación, se utilizó el cálculo de las emisiones energéticas provisto por la Directiva Europea de Energías Renovables RED II. “Estas son las normas internacionales que se utilizan para calcular las emisiones de gases de efecto invernadero que proceden de combustibles cuyo origen es la biomasa y de los combustibles fósiles”, aclaró Hilbert.
“Los resultados obtenidos han abierto un amplio panorama de desarrollo a todos los tipos de energía que se generan en las plantas de biogás como ser la bioelectricidad, el biometano y el calor”, indicó el Dr Manosalva del INTA quien aseguró que “el INTA seguirá profundizando las investigaciones en pos de lograr un biocombustible y la generación de bioelectricidad que arrojen como resultado una emisión negativa”.
El biogás, es una energía renovable que posibilita la exploración de subproductos agrícolas, zootécnicos y de los residuos municipales, con un impacto mucho menor en la calidad del aire si se compara con los métodos en base a la combustión de estas biomasas”, explicó el especialista. Además, “ que como sabemos los especialistas, las cenizas obtenidas de la combustión encuentran escasas aplicaciones agronómicas, en cambio el subproducto de la digestión anaeróbica, es decir, el digestato, ha resultado un material muy apto y confiable para uso agrícola como fertilizante”, agregó el especialista
El Dr Hilbert, además hizo hincapié en destacar “otra ventaja importante del uso del biogás y que es su fácil escalabilidad, lo que permite explotar el potencial de energía que se esconden en las fuentes de biomasa descentralizadas. También el biogás puede actualizarse a biometano, y emplearse en el uso de vehículos como también reinyectarse al circuito nacional de gas natural.